Los tratamientos para el cáncer de mama han mejorado mucho su efectividad en las últimas décadas, y se está haciendo un gran esfuerzo para reducir sus secuelas físicas y efectos secundarios.
Sin embargo, algunos de estos efectos aún siguen siendo consecuencias inevitables en muchos casos. La cirugía (mastectomía o tumorectomía), la quimioterapia, la radioterapia, pueden tener como consecuencias indeseadas las cicatrices, la pérdida de la mama, la pérdida del cabello, alteraciones en la piel, el linfedema, o el aumento o disminución de peso. Algunos cambios serán temporales y desaparecerán tras los tratamientos, otros serán permanentes, pero en ambos casos suponen una nueva fuente de malestar.
Para conseguirlo, son muchas las cosas que puedes hacer: cuidar tu piel, pelo y uñas antes del tratamiento, durante el tratamiento y tras los tratamientos , elegir bien una prótesis externa si la necesitas, usar lencería y ropa de baño adaptada y a tu gusto, y reflexionar y trabajar estos aspectos a nivel personal para que no dañen tu autoestima.
También puedes encontrar ayuda en un psicólogo especializado, que te orientará para que puedas ir aceptando los cambios en tu imagen.