EVA JUAN, PSICOONCÓLOGA
"Si visualizas tu curación, la impulsas"
Tengo 36 años y nací y vivo en Barcelona. Soy doctora en Psicología, especializada en Psicooncología. Soy responsable de la unidad de psicooncología del hospital de Sant Pau y del Instituto Oncológico Teknon. Estoy soltera y no tengo hijos. ¿Política? Me importan sólo las personas. Creo en la esencia divina de cada persona y en su poder
-¿Qué es la psicooncología?
-Una disciplina de la psicología que ayuda al enfermo de cáncer a afrontar su enfermedad, a darle un sentido...
-¿Es un consuelo?
-Más: es una ayuda para que sepa adoptar una actitud activa, tomar el control de su nueva vida y vivirla de modo enriquecedor.
-¿Nueva vida?
-¡Saber que tienes un cáncer te cambia la vida! Tras el shock de saberlo, no se trata de dejar de vivir, sino de vivir esa nueva vida.
-Ya, pero lo que quiere el enfermo es curarse de su cáncer...
-Pues justamente una actitud activa del enfermo, positiva, consciente, ¡contribuirá muchísimo a su recuperación! Si colaboras en tu curación, si la visualizas..., ¡la acercas! Hay evidencias científicas al respecto.
-¿La mera actitud psicológica es sanadora?
-Mujeres con cáncer de mama avanzado, terminal, se sometieron en 1991 a un estudio, conocido hoy como Fawzy and Fawzy: divididas en dos grupos, uno ejercitó técnicas de visualización y relajación, y el otro no. ¡Las mujeres del primer grupo vivieron el doble de tiempo que las del segundo!
-¿Y en qué consisten estas técnicas?
-Primero, para relajarse y aplacar la angustia es muy útil concentrarse en la respiración: una respiración de tipo abdominal, inspirando y espirando el aire por la nariz...
-¿Y luego?
-En una sesión de quimioterapia, muchos pacientes piensan: "Me meten un veneno". Si el paciente cambia ese pensamiento por este otro: "Me meten un néctar sanador" y lo visualiza, ¡la quimio será mucho más eficaz!
-¿Y cómo debe visualizar ese néctar?
-Pido al paciente que imagine el líquido de la quimio como una luz que ilumina todas las células de su sangre, y le guío para que vea avanzar esa sangre de luz por su cuerpo, zona por zona... hasta llegar al área del tumor. Y ahí nos detenemos un ratito.
-¿Y qué hay que visualizar ahí?
-Que esa sangre luminosa va comiéndose cada célula maligna, llenando de luz la zona.
-¿Y qué le dicen los pacientes al hacerlo?
-Que se sienten mejor. Y aprenden a hacerlo solos. Cada enfermo es distinto, y a cada uno le enseño a aprovechar sus recursos.
-¿Qué tipo de recursos?
-A una enferma de cáncer de mama que siente devoción por una tía suya monja, le he enseñado a que se visualice ante ella y que imagine un chorro de luz que sale desde el pecho de su tía y conecta con su pecho...
-No parece muy racional, suena a magia...
-El cerebro es el ordenador central de nuestro organismo y opera sobre él. Lo que el cerebro imagina... actúa sobre el cuerpo.
-¡Ojalá pudiésemos curarnos a voluntad!
-¿Y por qué no intentarlo? Yo lo hago siempre conmigo misma. ¡La voluntad es creadora, la imaginación es muy poderosa!
-Sí, pero... ¿tanto?
-Una enfermedad, al cabo, es un grito: nos grita una desorganización interna, nos está invitando a analizarla, a intentar repararla.
-¿La enfermedad como guía?
-Así veo la enfermedad: como una oportunidad para conocerte mejor a ti mismo. Si la aprovechas, ¡puedes mejorar tu vida!
-Quizá, pero también puedes morirte.
-¡Todos moriremos! "Yo puedo morir antes que tú, ¡esta noche mismo!", les digo siempre a mis pacientes. Vida y muerte son inseparables. Se trata de tomar conciencia de que cada día de tu vida... ¡es tu vida entera! ¡El presente es lo único que tienes! Vívelo.
-¿Enseña a sus pacientes a vivirlo?
-Conozco a muchos enfermos de cáncer a los que la enfermedad ha ayudado a tomar las riendas de su propia vida, a darse cuenta de qué importa y qué no, a ser conscientes de los errores cometidos, de cuánto sufri-miento han ido tragándose durante años...
-¿A qué sufrimiento se refiere?
-A aguantar cosas... Pero en estas situaciones extremas te replanteas el sentido de tu vida: ¡conozco mujeres que han rehecho su vida a raíz de un cáncer de mama!
-¿Hasta qué punto?
-Al de separarse del marido infiel: de pronto toman conciencia de cómo han estado negándose la felicidad sólo por cumplir con una imagen... Y sacan un golpe de fuerza.
-Si le diagnosticasen a usted un cáncer de mama..., ¿qué haría?
-Más o menos lo que ahora hago... ¡Este trabajo mío me conecta con la vida!
-¿Qué consejo de oro se daría?
-Aparta todo victimismo, todo "¿por qué yo?": toma el control de cada uno de tus días. Les digo a mis pacientes: "Ahora vas a descubrir lo que no sabías: ¡que eres un héroe!".
-Ser un héroe... ¿Y qué es lo que jamás habría que decirle a un enfermo de cáncer?
-"¡Esto no es nada!". Sí lo es: es algo importante y, porque lo es, vamos a aprovecharlo.
-Si conozco a alguien con cáncer, ¿cómo debo tratarlo para ayudarle?
-No te pases de discreto y respetuoso, pues eso te apartará de él: si todos hacen igual, ¡lo desvincularéis de la vida! Así que... ofrécete: pregúntale qué desea de ti y dáselo.
-¿Debe el médico explicarle siempre a un enfermo de cáncer todo lo que tiene?
-Primero debe preguntarle si desea saberlo todo o no, y explicarle hasta donde él pida.
-¿Y luego, durante el tratamiento?
-Le digo: "No te fijes en lo que pierdes, ¡estate atento a lo que ganas, a cada logro!". Y, si tiene hijos, le hago ver la lección de serenidad y entereza que ahora puede regalarles, ¡un legado más importante que ningún otro!
-También las familias sufren, claro...
-Y más que el paciente, pero la clave es la misma: ¡no hay más vida que el día de hoy!